Psicólogos Valencia

La mayoría de loas personas sufrimos un cierto temor o aprensión antes determinados animales, como las serpientes, o ante la visión de la sangre.

La diferencia entre estos temores normales y adaptativos y una fobia, es  que los primeros no interfieren en nuestra vida normal ni se experimentan de modo tan intenso que puedan llegar a paralizarnos, como si ocurre en las fobias.

Mientras la situación pueda evitarse, la ansiedad no se dispara, pero solo el pensar que hay una mínima posibilidad de encontrarse ante la situación temida, puede producir una crisis de pánico.

Las fobias tienden a generalizarse y ampliarse progresivamente.Las personas que las padecen adquieren trucos y modos para reducir sus temores y llegan a limitar sus actividades para evitar esas situaciones. Por ejemplo:  Elegir lugares de vacaciones cercanos para evitar coger un avión.

Hay tres tipos generales de fobias:

• FOBIAS SIMPLES: Son aquellas provocadas por un objeto concreto y especifico.  Por ejemplo: Miedo a los perros, a las serpientes, a los petardos…. Suelen responder bien al tratamiento psicológico aunque la mayoría de las veces se convierten en crónicas, porque la persona no suele buscar ayuda profesional , a no ser que la incapacite mucho en su vida cotidiana.

• FOBIA SOCIAL: Su característica es el temor y la vergüenza ante el contacto con la gente. En estas situaciones, el sujeto experimenta rubor, sudor, temblor de manos e inseguridad en la voz, temiendo que esos signos de ansiedad sean detectados por aquellos que lo observan. Implican un temor a equivocarse y hacer el ridículo, temor a la crítica y hablar  en público.  Suelen ser personas con dificultades sociales e interpersonales y que presentan una gran inseguridad y baja autoestima.

• AGORAFOBIA: Es el miedo a los espacios abiertos o a situaciones en las que el sujeto siente que, si le ocurriera algo grave, no podría escapar con facilidad; por ello evitan salir por lugares desconocidos, viajar o acudir a lugares con mucha gente. Suele generalizarse y agravarse, si no se realiza un tratamiento psicológico adecuado temprano, llegando, en los casos más extremos a recluirse en su casa, siendo incapaz de caminar por su propio barrio.