LA ADOLESCENCIA Y SUS PROBLEMAS: MEJORAR LA COMUNICACIÓN PADRES E HIJOS

  sunset-hairEn primer lugar es importante diferenciar el concepto de Pubertad del de Adolescencia.

La pubertad son todos los cambios físicos y biológicos que se producen en el niño y que marcan el final de la infancia, mientras que la adolescencia son todos los cambios emocionales, psicológicos y conductuales que acompañan a esos cambios físicos.

Los primeros cambios físicos de la pubertad comienzan a producirse sobre los 10-11 años (siempre antes en las niñas) y poco tiempo después comienzan a aparecer las primeras manifestaciones psicológicas de la preadolescencia.

No debemos olvidar que cada niño posee un ritmo de maduración físico y psicológico distinto y nunca debemos generalizar ni preocuparnos por un adelanto o retraso en el mismo, sino adaptarnos a las necesidades de nuestro hijo.

Los cambios biológicos (endocrinos y hormonales) propios de la pubertad, ponen en funcionamiento una serie de mecanismos que transforman la personalidad del pequeño.

La adolescencia no tiene porqué ser una etapa problemática y conflictiva, sino que puede contemplarse como una etapa estimulante que implica una progresiva independencia y maduración y  un aumento de la responsabilidad y la inteligencia.. Cuando el nivel de autoestima es positivo y los cambios fisiológicos no son muy bruscos ni alteran excesivamente la imagen corporal, el proceso resulta más sencillo.

No debemos olvidar que los padres debemos estar siempre disponibles, hablar y escuchar a nuestros hijos, lo cual no significa estar siempre encima de ellos agobiándolos a preguntas, sino estar en el momento oportuno cuando ellos nos busquen.

DESARROLLO INTELECTUAL

La maduración de las estructuras cognitivas experimenta un cambio espectacular con respecto al niño de 8-9 años.

Se desarrolla la capacidad analítica, la lógica, el sentido crítico, el razonamiento y la inteligencia. Es capaz de tomar sus propias decisiones y así desea hacerlo, creando los  primeros conflictos con los adultos.

Los principales cambios se producen a varios niveles:

  • Atención: se vuelve más amplia,es capaz de hacer varias cosas a la vez, aunque cambia continuamente de foco de atención.
  • Memoria: se produce una gran desarrollo de la capacidad de memoria, lo que favorece la adquisición de conocimientos y la ampliación de sus centros de interés.
  • Lenguaje: hay un aumento del vocabulario y la capacidad de expresión. Necesitan expresar sus sentimientos y pensamientos, por lo que empiezan a escribir en sus diarios todo lo que les ocurre (recordar que nunca hay que leerlos, ya que es una intromisión en su intimidad). Ya no aceptan las normas porque sí, sino que las cuestionan y sienten la necesidad de cuestionar y rebatir cualquier orden que provenga de una adulto, sobre todo si representa la autoridad( padres y profesores fundamentalmente).
  • Pensamiento hipotético: el joven es capaz de ver varias alternativas y soluciones a un problema, se incrementa su sentido crítico y todo es juzgado y valorado por ellos. Comienzan a pensar sobre conceptos abstractos tales como el amor, la amistad, la justicia… les encantan las películas de aventuras y fantásticas, que representan un modo de escapar de su realidad.
  • Razonamiento: aparece un nuevo interés por los temas sociales y políticos, sobre los que quieren tener una opinión, buscar un a explicación sobre lo que ocurre en el mundo y esa opinión suele ser contraria a la del adulto, protestando contra todo.

Todos estos cambios tienen una serie de consecuencias en el adolescente, que podemos resumir en una serie de características propias de esta etapa.

¿CÓMO ES UN ADOLESCENTE?

  • Idealista: es capaz de valorar el mundo real que lo rodea, aparece una nueva perspectiva sobre lo que debería ser, un deseo de cambiar el mundo porque no le gusta lo que ve. Es el momento crítico en el que son muy influenciables y pueden ser fácilmente captados por grupos o sectas.
  • Egocéntrico: el mundo gira en torno a él, solo sus problemas parecen interesarle y desea ser el centro de atención, por lo que adopta actitudes extravagantes, le gusta vestirse de forma extraña para marcar su personalidad y gustos (aunque termina vistiéndose como el resto de su grupo), actuar de forma ruidosa, realizar conductas tales como pintar grafitis en las paredes porque creen que así todo el mundo las verá y sabrá de ellos.
  • Invulnerable: tienden a sentirse invulnerables, libres de peligros, porque se sienten fuertes y llenos de salud, por lo que piensan que todos aquellos peligros sobre los que les advierten sus padres no van con ellos ni van a afectarles. Sienten la necesidad de desafiar al peligro, por lo que les gustan las motos, la velocidad o realizar conductas extremadamente peligrosas. Las cosas graves les ocurren a los demás, no a ellos mismos.  Por estas razones, las campañas de prevención sobre consumo de drogas, peligro de embarazo o de contagio de enfermedades, tienen un efecto relativo sobre esta población, si están basadas solo en el miedo.
  • Crítico: siente la necesidad de criticar todo aquello que proviene del mundo adulto que hasta ahora les había servido de modelo y guía. El profesor, sobre todo cuando éste es un poco autoritario, suele ser motivo de crítica y burla y, en ocasiones, blanco de la ira y tensión que existe en casa. Recordemos que cada vez son mayores los casos de agresión a los docentes por parte de los alumnos, así como de los hijos hacia los padres.
  • Emotivos y sensibles: viven sus emociones de una manera muy intensa, para ellos cualquier pequeña crítica, burla, rechazo, desengaño amoroso o pelea con sus amigos, es visto como un drama y es magnificado hasta el extremo. Debemos enseñarles a tomarse las cosas con sentido del humor y aprender a desdramatizar.  Favorecemos así la flexibilidad de su pensamiento y el aprender a darle una vuelta a la situación y verla desde otra perspectiva.
  • Les gusta tomar sus propias decisiones: su inteligencia se ha desarrollado exponencialmente. por lo que quieren ser dueños de propia vida y tomar sus propias decisiones, sin ser conscientes de que aún no están capacitados para ello. Es necesario que desarrollen esta capacidad porque poco tiempo después deberán decidir sobre sus estudios, pareja, amistades. Debemos darles todo el margen posible ya que sólo así serán capaces de aprender de sus propios errores, siempre y cuando no sean muy perjudiciales para su futuro. Aprender a soportar las presiones del grupo y a no dejarse influir por ellos en la toma de esas decisiones es fundamental para que aprendan a decir NO.

PRINCIPALES  CONFLICTOS  PADRES- ADOLESCENTES

La adolescencia es el momento en que nuestro hijo debe empezar a romper la dependencia que tenía hacia nosotros y enfrentarse con problemas que hasta ahora les solucionábamos. Esto exige por nuestra parte una gran paciencia y comprensión, debemos saber ponernos en su lugar y ser empáticos.

En primer lugar, dejamos de ser héroes para ellos y nos convertimos en seres con defectos a los que cuestionan continuamente: se convierten en jueces impacables a los que nada de nosotros parece gustarles. Por supuesto no están de acuerdo con nuestra manera de educarlos. Pero no debemos olvidar que nosotros somos los adultos y tenemos que demostrar la madurez suficiente para no caer en ese juego de confrontaciones y peleas diarias, sino entender que forma parte de un proceso necesario que les llevará a ser autónomos.

Nuestras tareas como padres a partir de ahora hacen necesario que adoptemos una serie de actitudes:

  • Tomarnos interés por lo que hacen y mostrarnos disponibles cuando nos necesiten.
  • Debemos ser atentos y tener contacto afectivo con ellos, pero no estar encima de ellos, sino dejarles su espacio : su habitación es territorio privado.
  • Escuchar: desean unos padres que les escuchen y que no ordenen y siempre quieran tener la razón. Su punto de vista debe ser tenido en cuenta.
  • Aceptación incondicional: debemos querer a nuestros hijos tal y como son, no pretender unos hijos ideales que solo existen en nuestra imaginación y que deben parecerse siempre al vecino o al hijo del amigo. Ellos no solo tienen defectos sino que debemos ser capaces de valorar sus cualidades y aptitudes, sin cuestionar continuamente su conducta o su aspecto físico. Aunque no lo creamos siguen necesitando cariño y demostraciones de afecto porque se sienten muy inseguros y necesitan ser queridos por sus padres.
  • Confianza en ellos: debemos darles confianza, no perderla a no ser que la traicionen  continuamente, pero aún así es necesaria una segunda oportunidad.
  • Estar ahí: siempre seremos su guía, ese faro que en los momentos más difíciles de su vida, incluso aquellos en los que todos les fallen, sea su refugio y hogar.

NUESTRO ADOLESCENTE IDEAL

Probablemente usted desee tener un hijo con estas características, pero desengáñese, tampoco usted es el padre ideal que su hijo desearía tener:

  • El adolescente se muestra con frecuencia antipático, callado y reservado. Ante ello debemos tener una actitud positiva y dialogante. Cuanto más intervengamos en su vida cotidiana, más tensiones crearemos.
  • Nos gustaría tener hijos responsables, pero no debemos olvidar que esa responsabilidad no se adquiere de la noche a la mañana, sino que es un proceso en el que nosotros somos sus mejores ejemplos. Van adquiriendo confianza en sí mismos y esto les ayuda a madurar y ser responsables de sus decisiones.
  • No convertir la casa en un campo de batalla en el que continuamente hay discursiones y pequeñas peleas: no nos enfrentemos a ellos por cualquier tontería y guardemos nuestra autoridad para las cosas realmente importantes que implican un verdadero peligro
  • Sabemos que son excesivamente materialistas y que solo viven para consumir, pero ahí debemos hacer autocrítica y preguntarnos si ese no es el ejemplo que les hemos dado. Hay que enseñarles a valorar lo que tienen y entender que solo se ha conseguido mediante el esfuerzo y el trabajo de toda la familia. El adolescente debe sentirse integrado, un miembro valorado de la familia.

No adoptemos actitudes extremas ni autoritarias, solo en un ambiente flexible, de confianza y de diálogo podremos crear un ambiente sin confrontaciones y superar esta etapa de la vida de nuestros hijos sin rupturas ni confrontaciones traumáticas.

Recordar  nuestra adolescencia puede sernos muy útil.

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